lunes, 16 de agosto de 2010

HIjos del sol

Somos hijos del sol, de ese que con sus llamas acaricia el verde prado y hace resplandecer el mar. Hijas de algo alto y sublime que es el amor, hijos de esa fuerza de atracción que tiene el universo para mantenernos a todos en orden.
Y como la bella llama que nunca muere, vive en nosotros un trozo de ese sol, de esa gran llamarada que es la vida misma y entusiasmados vamos a su encuentro cada mañana. Esperando oir la dulce canción que es el amanecer, la melodía que solo algunos escuchamos pero que a todos nos levanta con su fuerza y poder de creación.

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